La casa transitoria tiene su origen en la petición por parte de una familia que vive en el campo, lejos de la ciudad, de un espacio común para todos sus miembros cuando, por motivos laborales o de ocio, tengan la posibilidad pernoctar en Albacete. Este lugar, además, les serviría como apoyo (celebración de reuniones, base para viajes desde la estación de ferrocarril u otras conexiones) para el correcto desarrollo de su negocio: exportaciones al por mayor.
El programa consta de estancias cerradas o semiabiertas para evitar la interferencia o conflicto de ciertas actividades de cualquier integrante de la familia, con las del resto:
_estar con terraza exterior.
_cocina con office.
_tres dormitorios con vestidores.
_dos baños.
La vida común, por tanto, se produce en las estancias comunes y en los espacios de comunicación (vestíbulo y pasos). Esa razón nos lleva a tomar la decisión de relacionar muy directamente la cocina y el estar con estos últimos, por razones obvias de utilidad, iluminación de los espacios interiores y visuales desde o hacia las diferentes habitaciones.
Centramos, pues, nuestro mayor esfuerzo en configurar dichas relaciones entre espacios comunes, considerando los privados (destinados a descanso) como meros contenedores equipados. Así, proyectamos una carpintería continua y especializada desde la puerta de entrada, recorriendo todo el vestíbulo de entrada y el pasillo que sirve al resto de habitáculos. El sistema se materializa con paneles de madera lacada, paños de vidrio continuos y un módulo de servicios (que contiene los dos baños mencionados anteriormente), construido en madera de bambú, que aporta calidez y ayuda a crear un ambiente hogareño para contrarrestar la excesiva impersonalidad casi hotelera del resto de los espacios.